viernes, 7 de junio de 2013

The world is after me

Mejor no haberse levantado. Ésa es la conclusión a la que he llegado tras el día de hoy. Al principio comenzó bien, con un suceso hermoso que ya comentaré en otra ocasión, cuando me sienta con el espíritu que se merece.

Está claro que los palos nunca aparecen solos, por eso hoy me he llevado 3. Uno académico, otro amoroso y otro....otro terrenal.

Para qué explayarme con ellos, simplemente vaya mierda de vida, de verdad. Siento una frustración por dentro, ¿por qué todo me sucede a mí? Por favor, diosa Fortuna, deja de darme hostias. No es una buena época y no haces más que ponérmelo cada vez más y más difícil. Soy un luchador, pero hay límites, no puedo luchar contra todo y contra todos. No soy un dios, solo soy un hombre.

Es de una dificultad desmesurada a lo que me enfrentas, primero el palo académico, luego el amoroso, y volviendo a Madrid el terrenal. Supongo que debo dar las gracias encima por seguir vivo a pesar del último...pues no.

A la mierda todo, estoy cansado, estoy hasta las pelotas de toda esta basura, esta mierda. Me cago en todos los dioses que existen, desde los del panteón griego a los egipcios, los Sumerios, y toda la puta corte celestial, me cago en todos los santos y me sobra mierda para las apariciones marianas. Y me limpio el culo con la sábana santa, la torá y todos los libros sagrados de todas las putas religiones.

Coño ya, mierda de vida. De qué me sirve a mí toda esa mierda? ¿de qué me sirve saber algo, lo que he descubierto hoy, si no cambia nada?.

Iros todo el mundo a tomar por culo. Y esta entrada no es bonita, no. Es rabia, es dolor y es frustración. Es un grito que tengo en el pecho desde hace 1 mes. Es estrés por los exámenes, es una niebla roja de ira por las injusticias que siento, es un río de lágrimas que se me desborda, un trueno de lamentos que me estallan en la garganta. Es abandono, es desamor, es melancolía permanente, es nostalgia de algo que jamás será.

Tengo aquí todos los nudos, suficientes para atar a toda la puta humanidad. Tengo aquí tantas palabras salvajes que pugnan por salir que creo que podrían romper las puertas de mi alma.

Hoy me convertiría en un animal y me abandonaría a la lucha. Correría por el monte, siendo libre, para olvidar toda la mierda existencialista, todas las malditas emociones.

Sé que me repondré de esto, como lo hago de todo. Pero por un día, creo que he recibido más que suficiente. Puedo permitirme esto. Es más, creo que me lo merezco. Mierda de consuelo. Ojalá me abandonara a las emociones e hiciera y dijera todo lo que estoy pensando. Pero no, valgo más que toda esta puta basura. Se acabó todo esto. Quizá mañana piense diferente, pero hoy voy a ser así. Es más que suficiente. Suspendido, abandonado, a punto de palmarla por un subnormal. Mierda y mierda y camiones de mierda para todos. Me cago en Dios.

Soy muy fuerte pero hay un límite para lo que puede pasarme en un día. Suspensos, palos amorosos y casi me matan. Es mucho, muchísimo, incluso para mí. Tengo todas las excusas. TODAS.
Creo que sí, os lo habéis currado todos, hijos de la gran puta, para crear el peor día de mi vida. Os deseo la muerte a todos joder. Y mañana no quiero arrepentirme de esto, pero lo haré. Aquí esta mi entrada de hoy.

Joderos.

P.D(20 minutos más tarde): Pienso que los golpes forjan el metal. La katana, la mejor espada de este mundo, recibe literalmente cientos y cientos de golpes durante su creación. No quiero imaginarme en lo que puedo convertirme después de la paliza emocional de hoy. Seré algo digno de ver la verdad, aunque el proceso sea tan exagerado. Sinceramente, no me importaría ser de una calidad un poco peor, porque no sé cuántos días en que mi vida peligre, revienten mi corazón, y manden a la mierda mis aspiraciones profesionales puedo soportar. No, de verdad. Más como este no. Adiós de nuevo.

domingo, 2 de junio de 2013

Welcome to Soledad. Population 0

Aquí de nuevo. Visitando las calles de soledad. Me juré a mí mismo que no volvería a caminar por ellas y que sus caminos polvorientos jamás volverían a cansar mis pies. Pero aquí estoy de nuevo. Compruebo que nada ha cambiado.
O sí. Es curioso, pero cambian la decoración cada vez que la visitas de nuevo. Al menos lo han hecho para mí. Desde luego que han tenido tiempo, quienes quiera que sean que aquí viven. Ahora hay un rostro a la vuelta de la esquina, lo encuentro en un póster pegado en la pared .

Lo observo. Soledad es inmisericorde, dura e implacable. No te permite un descanso, y a su modo, te va matando. Es como la radiación, pero aquí te vas dando cuenta.
Qué hermosa es, qué rostro tan perfecto...aprendí a amar cada linea, cada borde, pero me dí cuenta tarde de esos sentimientos, por más que allí estuvieran. No se ama igual si se sabe... Sí Soledad, eso querías ¿no?. Apenas una semana aquí y ya sueltas todo lo que tienes. Desde luego que he aprendido la lección, cometí ese error tan humano. Darse cuenta de la valía de lo perdido cuando ya no se tiene.

 No pasa nada, respiro hondo, me tambaleo y sigo caminando. Otro póster. Su sonrisa...se clava en mi pecho, alrededor de tantas otras sonrisas que recuerdo. Un cartel en lo alto del edificio. Recuerdo ese momento. ¿Y el periódico que acabo de pisar? En la portada, con un titular que a nadie importa ya, aparece otra imagen. Otro recuerdo. Esa noche en el parque fue maravillosa...como tantas otras. Me detengo, la bruma ha echado sobre mí unas cuerdas y no puedo seguir mi camino. No me lo estás poniendo nada fácil ¿eh? Esta diabólica inteligencia es vengativa, y parece trabajar especialmente duro con los que ya la visitaron antes. Sí, ella también aprende. Realmente son recuerdos las cuerdas que me atrapan.

Sigo caminando. Al menos Soledad no es para mí algo nuevo, estoy ya preparado y esta vez...esta vez puede ser diferente. Tengo armas, la mente clara y un objetivo. Nadie sabe cómo apareces en Soledad. Simplemente un día estás aquí, tirado en medio de la calle, con esa bruma y ese silencio atronador que la recorre, rodeándote. Puede ser cualquier cosa lo que aquí te mande. En mi caso fue un error. Lamentaré siempre ese error, pero ya es algo que pertenece al pasado y por tanto no puedo cambiarlo.

Estoy cansado, me apoyo en un muro y me dejo deslizar hasta dar con el suelo. Todos los gestos en Soledad son dramáticos. Inevitablemente quieres reaccionar tranquilamente, pero esta niebla y las extrañas reglas que rigen esta dimensión perdida deforman los hechos. Pienso. No hay gran cosa que hacer en Soledad. Sufrir, recordar y pensar.

No,no puedo cambiar el error...pero puedo cambiar las circunstancias que lo produjeron. Rectificar es de sabios, ¿no?. Así es que la clave está en mantenerse fiel a un ideal, el ideal de cambio. Son varios amigos los que me lo han dicho también. "Víctor, será bueno para ti también...tú eras mejor antes".
 Sé que puedo hacerlo. El cambio no es difícil cuando la motivación es grande. Y, vaya, no se me ocurre motivación más grande que ella. Ella que ha sido fuerza e inspiración en los peores momentos. Por ella me hice mejor, quise ser más y siempre que faltaba en mi el ánimo, allí estuvo ella, para darle alas a mis aspiraciones. Ojalá yo haya significado lo mismo en su vida. Quiero pensar que sí...aprieto fuerte contra mi los recuerdos, como si los tuviera en las manos. Me abrazo tiernamente a lo que aún conservo.

Una tarjeta amarillenta choca contra mi, impulsada por uno de esos vientos fríos tan comunes en Soledad. Al cogerla una puñalada casi física me hiere hondo.Qué dramática eres, maldita. ¿Otro recuerdo? ¿Matas también con estocadas eh?.

Dímelo todo, para eso estoy aquí. Por eso estoy aquí. Estoy dispuesto a purificarme en tus polvorientas calles, dispuesto al cambio. Ahora sé muchas cosas, tú no lo sabes, pero...puedo quedarme mucho  o poco tiempo aquí, esta vez no depende solo de ti. Tengo las claves y un par de objetos que aún conservo. Sé que forman parte de un plan maestro que necesita tiempo.

Tiempo...ésa es una cuestión importante. Necesitaré paciencia, templanza. Son ahora mi mantra y desde hace unas semanas se han convertido en mi objetivo, mi meta. He de ser quien fui, retirar los lastres. Ha sido un año duro y nuestro amor lo pagó caro. Ahora veo todo más claro. Es tiempo, el tiempo puede dar una perspectiva diferente, y he de aprender a ser paciente, desarrollar mi templanza. Ser calma, no tempestad. Ser el que era. Las pasiones y la impulsividad son mi perdición.

Así están las cosas Soledad. Es curioso, pero a pesar de que sin duda eres dura con los que caemos en tus garras, cuando pensamos nos dejas a solas con nuestros demonios.
Me levanto molesto, gritó a las casas vacías.
-¡¿Y por cierto, desde cuando te has vuelto tan poderosa? No recuerdo que la vez primera me atormentaras también en sueños. ¿Es que ahora formo parte de tus calles las 24 horas?!. La respuesta es el silencio. Me siento herido profundamente, más solo que nunca y amenazado por ella todo el tiempo.
- ¡¿Va a ser así esta vez?. En la vigilia y aún peor, en el sueño. ¿Cuántas noches me has entregado ya su rostro, sus besos y su amor, para despertarme de nuevo al rayar el alba, de nuevo tirado en la arena de tus avenidas?!.- Maldita seas. Ahogo un gemido de frustración. El nudo arque típico se forma en mi garganta. Cada vez se forma más fácilmente y cada vez, cuesta más desenredarlo. Tengo las puntas de los dedos en carne viva de hacerlo con tantos otros.

Vaya, esta vez estás trabajando con todo. De veras que no recuerdo que fueras tan puta. Estoy tembloroso, siento frío. Será mejor que busque cobijo.
Entro en una de las casas. Los susurros de mis pasos resuenan por el habitáculo. Hay una mesa robusta,  una silla y una cama con un dedo de polvo en las sábanas. El resto de la habitación queda oculto por la penumbra. Estupendo, no me apetece explorar. Me dejo caer sobre la cama, levantando una nube de polvo.

Siempre he pensado que era una bendición. Toda la vida, ha estado ahí. Hablo de mi tendencia a la esperanza. Incluso cuando ya viajaba a Soledad de forma intermitente, las pasadas semanas, sin saberlo, no perdía la esperanza. Los poetas, esos farsantes, esos vendehumos, hablan de la esperanza como algo bueno.

Bueno señores, a mí me está matando. Es mi bendición-maldición, pensar que esto es solo una fase, que todo esto no ha acabado. Que demostrándole que puedo cambiar, que he cambiado, y con su regreso a España aún podemos tener una segunda época dorada. Mejor que la anterior y sin fin. Sí Soledad, sin fin.

¿Es una locura? Pienso que encontré la chica definitiva. Es la piedra filosofal, la chica entre un millón, ésa que hace que se inicien las guerras, o que se acaben. Es la aguja en el pajar, es la espada clavada en la roca, es única. Tanto más cuanto que mejoró por mí. Creció en valía, desde algo espectacular a algo que superaba todas las expectativas. Nadie tuvo nunca ese diamante, esa perfección, esa entrega, ese amor y deseo de mejorar eran solo para mí. Y por mí. Conmigo fue la mejor persona que podía ser. Es, sin lugar a dudas, alguien único.

¿Soy un loco por verlo así? Para nada. Esos pensamientos no son fruto de la pasión, es resultado de pensarlo fríamente. De observar a las personas, de estudiar a otras mujeres con la mente en calma. De inevitablemente compararlas y comprobar que, como imaginaba, todas salen perdiendo. Las comparaciones son odiosas...para el resto. Mi princesa siempre vence.

-No Soledad, te equivocas. Ella me sigue amando, por eso me atacas tan duramente. No soy el que era cuando antaño pateé tus calles. Ahora tengo esperanzas, sé que aún nada está perdido.-Mis palabras resuenan entre las paredes, el eco cuidadosamente dramático de Soledad responde.
-...perdido...perdido...
-¡No! ¡maldita seas una y cien veces!. Nada es como entonces, aquí hay amor. Esto no es un primer amor, esto no es una relación bonita.-Hablo atropelladamente, exponiendo todos esos argumentos que mi corazón dolorido, pero incluso aún ahora, esperanzado esgrime contra los fantasmas- Soledad, te hablo de años de preparación, de gustarnos y buscarnos como enfermos, pese a tener parejas, de un amor que nos estalló entre las manos cuando pudimos dárnoslo. Tú no sabes nada. Te hablo de almas gemelas, te hablo de superación, de cambios como personas por el otro, de risas, de un entendimiento y una complicidad como nunca habría soñado.-Vuelvo a temblar, ¿es el frío?, ¿es el pensar tan claramente en todo esto?, ¿es sacar a la luz, poner sobre la mesa las cartas de mi mano(el póker de esperanzas) frente a la baraja inmensa de los fantasmas?. Es seguramente, pensar que a pesar de que es solo una mano, que solo tengo esas cartas, puedo enfrentarlas a cualquier cosa que me eche el destino.

-¡¿Ves Soledad?!. Ahora tengo esperanzas. Y dos objetivos claros: cambiar y recuperar el amor de mi vida. Aquello que sucedió y aún sucede no puede, además, arrebatarme al amor de mi vida. Me cambió, hizo que todo empeorara pero ahora me he dado cuenta. No puedo quitarme por ello a la mayor fuente de fuerza que mi alma ha conocido. Eso cambiará.-Veo las cosas claras, todo en mi cerebro discurre perfectamente, como una rueda bien engrasada

-Me harás más fuerte. Me harás madurar, puedes atacarme con todo, esta vez es diferente. Ella me quiere lo sé, pero necesitamos este tiempo, los dos. Entre tanto sé que te esforzarás para hacerme todo el daño posible, pero ya ves, aquí estoy ,dispuesto a enfrentarme a ti con todas mis fuerzas.- Estoy un poco nervioso, procuro tranquilizarme. Paciencia Víctor, paciencia...estás aquí para eso, ¿no?. Me levanto y tras sacudirme el polvo del cuerpo voy a la mesa.

Apoyándome con las palmas sobre ella hago mis planes. Creo que debería empezar a explorar por aquí. Estaré mucho tiempo, lo he comprobado. Mi cuerpo y mi mente piden ese tiempo y estoy dispuesto a dárselo. Ella merece la pena el precio. Como la estancia será larga deberé acomodarme, buscar refugio. Soledad, nos espera una larga campaña.
Alzo la vista y la clavo en las calles polvorientas y solitarias que veo a través de la puerta abierta. Pienso con claridad, estoy dolorido pero sereno.
Será una larga contienda, un duelo digno del amor que quiero recuperar. Por eso ahora eres tan fuerte. Creces en poder cuanto mayor sea el amor que nos espera al otro lado, cuantas mayores sean las esperanzas en nuestro corazón. Será, sin duda una larga batalla.
- Pero venceré. Y nunca más volverás a verme.